¡Buenos días navegantes!
Resulta que esta mañana estaba yo frente a mis papeles y pinceles, cuando llaman a la puerta.
Rauda y veloz voy a abrir, pero antes miro a través de la mirilla para saber quién viene a visitarme.
No veo a nadie...
- Qué raro...- pienso mientras miro lo bonita que ha quedado la lámpara que hemos puesto
en el pasillo de casa.
Como vuelvo a oir ruidillos al otro lado, abro sin más. En el suelo, levitando, me encuentro cuatro ejemplares de cada título de los nuevos libros.
-¡Dios mío, los libros! ¡Ya han llegado!-
grito a los cuatro vientos.
Pero los libros, como si tuvieran patitas, entran corriendo hasta el comedor, suben por los sillones de mimbre hasta la mesa y ahí se plantan.
-¡¡¡Sorpresa!!!- gritan unas vocecillas.
Con gran jolgorio empiezan a salir mis bichitos bola de debajo de los libros.
Me miran con sus caritas expectantes.
- ¡¡¡Queridos bichitos, son preciosos!!!! - les digo emocionada.
Y es que han quedado tan bonitos... Con portadas suaves, los colores increíbles, el papel excepcional, un tamaño perfecto... ¡Por Dios qué gusto!
Soy feliz.