¡Buenos días navegantes!
Resulta que hoy me levanto, me lavo la cara,
me recojo el pelo, desayuno,
y con mi taza de té me siento en el estudio.
Abro mi cuaderno para dibujar
y me encuentro a este pequeñajo así,
con esta carita, entre triste y enfurruñada.
-¿Qué te pasa cielo?- le pregunto.
-Nada.. - Me dice sin mirarme.
-Algo debe pasarte para que tan temprano
estés con esos ojitos- Le digo mientras rodeo
con mi brazo su suave y blandito anorak.
- Es que no lo sé...
Y me acuerdo de la cantidad de veces
que uno se siente mal sin tener un motivo concreto.
Es una nube gris que invade tus pensamientos.
La suerte, es que a este chiquitín,
en la próxima página del cuento
le quito las tristezas con un par de pinceladas.
¡Y a vosotros navegantes, con un par de besos!