Estoy construyendo un circo.
¡Y qué trabajo me está dando!
Si logro hacer callar a los payasos, la mujer barbuda se quiere afeitar. Si, por fín, los trapecistas bajan de la cuerda floja para escuchar mis ideas, alguien abre las jaulas de leones y ¡venga! todos a correr aterrorizados. No me quiero enfadar,
pero, ¡Por Dios, que se calmen todos!
pero, ¡Por Dios, que se calmen todos!
Cuando termine este cuento me coloco el casco, las gafas y me convierto en mujer bala. Destino: la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario