Juegos fantasmales.

¡Buenos días, queridísim@s navegantes de mis entretelas!

¿Qué mejor plan para un domingo lluvioso,

 que comenzarlo jugando a un bonito pasatiempo

mientras desayunamos tan ricamente?

A ver querid@s, a ver si estáis despejad@s 

y con los cinco sentidos, en este caso, 

mejor con los seis sentidos muy alerta 

y encontráis la solución a mi pregunta...

¿Cuántos fantasmas hay en el salón-comedor 

de esta casa absolutamente encantada?

Claro... que si aún no tenéis en vuestras manos

el "Manual de Casas Encantadas"

 no sabréis reconocer a todos los espectros...

Navegantes, en serio, no podéis esperar más a leerlo.

Mientras tanto os daré una pista: Hay una barbaridad.

¡Pero venga! ¡Que esto no os asuste!
¡Que no os desanime! ¡Hala, a buscar fantasmas!

Pasad un domingo bonito y descansad :^)

Os mando tantos besos como fantasmas hay en la ilustración.

Solución:

(De izquierda a derecha: Tras la puerta papá fantasma con su hijito fantasmito que llama a su perro a voz en grito. En primer plano un fantasma de sombra que sopla una vela. Tras la cortina, bueno mejor dicho, embutido en la cortina hay también un fantasma... ¿o es un ladrón asustado? Junto a la chimenea es evidente que hay otro fantasma al que un ciervo fantasmagórico se le está comiendo las bolas de helado. En el interior de la chimenea unas manos de fantasma se calientan. Son las manos del famoso "Fantasma Amianto". Sentado en el sillón otro fantasma mira absorto el fuego mientras piensa en sus cosas, aunque quizá no piense solo mire hipnotizado el baile de las llamas. Entre ese sillón de bella tapicería color turquesa con flores y la escalera, otro fantasmito juega al escondite ¿Que con quién? con el ratoncito que tenéis a la derecha y que sale de su madriguera y que NO es un fantasma. En lo alto de la escalera las piernas de otro fantasma lucen de lo más sicalípticas. Si bajamos la escalera el fantasma de una folclórica nos saluda con gracia y desparpajo. Seguimos bajando y un gato sonámbulo, pero que además pertenece al más allá, se dispone a atravesar la barandilla. Seguimos descendiendo y un perro-sombra atento, atiende a la llamada de su dueño, que miren ustedes por donde, es el fantasmito que junto a su padre y desde la puerta, llamaba hace unos segundos a su mascota. Ya, casi al pie de la escalinata otro fantasma se prepara para dar un susto a algún ingenuo habitante. No estoy segura si en el interior de la armadura hay algún espíritu fantasmal... Y por último vemos el fantasma de una acordeonista que todas las noches toca: unas veces para alegrar el ambiente y otras veces para relajarlo... Sí, son 14 o 16, en definitiva: una barbaridad).